1- Reacción ciega
Lo primero es darte cuenta de que estás reproduciendo ciegamente una serie de respuestas preconfiguradas
¿Y qué hacer cuando te das cuenta?

2- Habitar el conflicto
generando un espacio de confianza, donde sepamos que podemos nombrar todo lo que sentimos sin ser juzgadxs, sabiendo que el conflicto no es más que diferencia vital
¿Cómo es abrirte a escuchar todos los lados a la vez?

3- Indagar juntxs las posibilidades
aprendiendo a no ceder ni imponerse, comprendiendo que ambas perspectivas son igualmente válidas en su diferencia. Si comprendemos que ambxs tenemos nuestra razón de estar sintiendo y expresando lo que sentimos y expresamos, podemos indagar en las posibilidades que mejor incluyan ambas necesidades
Entonces…

conscientes de la reacción -y siendo amable con ella-,
habilitando un espacio donde suspender el juicio
y volviéndonos exploradores de la experiencia

podemos habilitar el flujo generativo de la relación
donde comienzan a brotar las verdades de los cuerpos, en una danza que se abre al aprendizaje más vital que la relación tiene para ofrecer en este momento.