Saturno-Plutón, el corona virus y nuestro vínculo con lo impuro
Por Wem Marcos Wertheimer
Estamos en el último mes del tránsito de Saturno-Plutón, unido en este cierre a Júpiter y Marte, todo atravesando Capricornio. ¿Qué significa esto?
Recordemos que Saturno-Plutón unidos dan cuenta de momentos de máxima polarización entre “el bien” y “el mal”. El inconsciente colectivo acentúa la tendencia a los antagonismos. Como referencias del siglo XX de esta conjunción tenemos al comienzo de la primera guerra mundial, en paralelo con el genocidio armenio, al comienzo del holocausto y, por último a las dictaduras latinoamericanas y de Medio Oriente, junto a momentos de máxima tensión de la guerra fría. En todos estos momentos, la ecuación es la misma: los bandos se polarizan, nosotros somos siempre los buenos y ellos son siempre los malos, los impuros, los intocables.
Y, en este momento, ¿a qué nos suena “intocables”?
El mundo está en este momento bastante paralizado por un tema: el corona virus. ¿Y dónde se generó el corona virus? En China, el antagonista americano actual. Justo en plena guerra económica entre las dos potencias más importantes del momento, una de ellas se transforma de pronto en “la fuente de la enfermedad”, cerrando sus fronteras y creando una paranoia mundial, aislándolo del resto del mundo. El chino se transforma en el sucio que, por sus costumbres diferentes, está contaminando al mundo. Una vez más, en una conjunción Saturno-Plutón, los bandos se antagonizan, creando a los impuros e intocables.
Ante esto, cabe preguntarnos: ¿cuánto del corona virus es un peligro real, y cuánto un invento casi inevitable de una tendencia del inconsciente colectivo en su necesidad de crear enemigos? ¿Cuánto es el corona virus simplemente la transformación del enemigo en impuro, como hicieron los turcos con los armenios y los nazis con los judíos, gitanos, discapacitados y homosexuales? Hasta el momento, los casos de corona virus no sobrepasan las muertes de una gripe normal. Entonces, ¿de qué se trata? El corona virus es real. Las exageraciones mediáticas, también. Y las tendencias del inconsciente colectivo, también.
En este momento es fundamental poder aplicar nuestro Saturno para discernir qué es lo real y qué es una fantasía colectiva potenciada por las dinámicas de poder. Es esencial que veamos el alcance real del coronavirus, tomando cierta distancia de la ola paranoide que, inevitablemente, también nos tiende a tomar.
También parece esencial hacer contacto con nuestro propio Plutón, es decir, nuestra defensa. El Plutón puesto totalmente afuera en forma de corona virus, ante el cual somos indefensxs, procura que todas las defensas sean en términos del dominio de lo externo. Parece esencial también conectar con nuestro propio sistema inmunológico, nuestra potencia sanadora de la autorregulación organísmica. Además de las medidas externas (labado de manos, evitar lugar altamente concurridos, etc.), tener en cuenta el fortalecimiento de nuestro sistema a través de mantenerlo alcalino, tomar agua con limón, té de gengibre, propóleo y equinacea, y evitando en la mayor medida de lo posible alimentos acidificantes como las carnes, los lácteos y los refinados.
Mientras tanto y una vez más, este tipo de situaciones macropolíticas nos invitan a reflexiones micropolíticas: ¿en qué medida estás convirtiendo lo diferente en impuro? ¿Te animás a entrar en un territorio de total honestidad con vos, asumiendo a este aspecto interno que antagoniza y se cree superior a eso otro diferente?
Creo que gran parte de nuestra acción micropolítica en este momento consiste en reconocer a este tirano interior, que se holocaustea a sí mismo y a sus íntimxs. El simple hecho de creer que hay aspectos puros y aspectos impuros en lo vivo, siempre va a llevar a antagonismos en los cuales, en general, “yo soy el puro/nosotrxs somos lxs purxs y vos/ustedes lxs impurxs”. Esto sucede también dentro de nuestro propio psiquismo, la batalla entre bien y mal que narran todas las epopeyan, como un campo de juego donde estas fuerzas inconscientes se debaten.
Pero el bien y el mal son siempre una construcción. Creo que en este cierre de la conjunción Saturno-Plutón, en este último mes de máxima tensión, nos tenemos que comprometer profundamente con esta investigación adentro: ¿dónde estás trazando la diferencia entre puro e impuro, entre bien y mal? Y, luego, atravernos a cruzar esa frontera. A abrazarnos con aquello que construimos como impuro. A chaparnos a nuestra parte interior infectada con coronavirus. Justo entonces comienza nuestra revolución micropolítica. Deshaciendo la diferencia entre puro e impuro, entre bien y mal. Pero solo la podemos deshacer si antes la asumimos completamente, si asumimos tanto a nuestro tirano de lo puro interior, y a nuestro impuro condenado al holocausto. Solo en asumir ambos polos, necesarios para la conformación de esta Gestalt arquetípica, podemos empezar a cuestionar estos roles. En este cierre de Saturno-Plutón, necesitamos retirar al impuro de afuera para ver la relación puro-impuro adentro. Reconocer la dictadura de lo puro adentro. Hasta permitir que el brahman (como referente de lo puro inmaculado y superior) y el dalit (referente de los intocables de la india y de nuestro inconsciente) se miren a los ojos, y se vean mutuamente como humanos, totalmente legítimos en sus diferencias.
Solo entonces, empezar a reconocer que no existe tal cosa como puro e impuro. Solo existen diferencias, cada una de ellas igualmente sagradas.