Venus en Piscis
En la carta natal
Me cuesta describir a Venus en Piscis. Es como querer meter el mar en un vaso. Es que Venus en Piscis está más allá de las palabras, en muchos niveles.
Es de una sutileza tremenda.
Y muchas veces esta es la misma sensación que siente alguien con Venus en Piscis: que el universo de la sensualidad, del erotismo, y de las relaciones, es un misterio inabarcable. Un misterio delicioso, también.
Frente a esto se presentan múltiples posibilidades. Puede llevar, por ejemplo, a un exceso de palabra, como reacción ante esta sensación de tanto misterio. Querer ponerle título a todos los procesos de nuestro universo vincular y sexual es una tendencia reactiva a esta energía.
Por el otro lado, está la opción de negar la palabra. Como es innombrable, estar siempre pretendiendo relaciones mega sutiles donde la palabra está de más. Incluso donde la acción está de más. Relaciones más en planos sutiles, oníricos, álmicos. El tema es registrar si esto está negando el cuerpo, cosa que puede pasar con esta energía.
Es que el cuerpo de Venus en Piscis es un territorio del misterio vibrante. Entrar ahí es bastante intenso. Hay muchísima sensualidad que cuesta “ubicar”. Es como una esponja-antena que recibe constantemente información, propia y ajena, presente y antigua. Es como si todas las experiencias vinculares, sexuales, eróticas, circularan por su cuerpo con bastante indefinición. En un nivel, está la dificultad de reconocer qué es propio y qué es ajeno. Pero es que en otro nivel, no hay propio y ajeno. Venus en Piscis es un Venus transpersonal. Por eso es tan complejo: están todas las experiencias venusinas vividas por la humanidad hasta ahora, y las que están siendo vividas.
Por eso en general hay muchísima sensibilidad a todas las cuestiones relacionadas al universo femenino, a las temáticas de la mujer. Un buen modo de canalizar todo esto tiene que ver con ponerse al servicio de todo esto, de distintas formas.
Venus en Piscis también puede ser foco de proyecciones. Como tiene esta especie de sensualidad natural, inevitable, muchas veces el resto pueden imaginar que Venus en Piscis les está seduciendo, cuando para la persona simplemente está ahí, siendo quien es, sin ninguna intención. Muchas veces esto puede llevar a experiencias muy confusas en su ecosistema vincular.
Parte de estas confusiones también son para el otro lado. Venus en Piscis puede tender a proyectar un montón de cosas. Armarse pelis que no tienen nada que ver con lo real. Perderse en fantasías románticas. Es que es como si cada vez que se vincula, ve con mucha nitidez la imagen de todas las películas de amor que vio. Y claro, hay un gran anhelo de ser protagonista de esa película.
Es fundamental para todx Venus en Piscis reconocer esta tendencia fantasiosa, reconocer este anhelo de protagonizar la historia de amor. E ir asumiendo que ninguna relación se condice con eso. Que las relaciones son mucho más complejas, que incluyen tensiones, incomodidades. Si no, ese mismo anhelo hará que sea insostenible estar en cualquier relación. Porque jamás se condice con esa fantasía.
Es cierto que Venus en Piscis capta cosas que nadie más capta. Por eso, es necesario aprender a discernir cuándo es fantasía y cuándo es intuición. Esto es un aprendizaje constante. Ante la duda, siempre es necesario cierta sospecha. Sin por eso negar ese nivel mega perceptivo e intuitivo. Es todo un arte, sin duda, para el cuál no hay recetas.
Como todo en este Venus. Sin dudas, escapa a las recetas y a las definiciones. Pero sí se pueden captar ciertos patrones, ciertos modos habituales de vivenciarlo.
De cualquier modo, hay en estos cuerpos un fuerte compromiso para recuperar a Venus. Se comprende lo necesario de esta energía, de esta función. De recuperar nuestra recepetividad, nuestra apertura. Eso que Venus en Piscis conoce profundamente y que, a su vez, por todos nuestros condicionamientos culturales, puede llegar a vivir con muchísima ambivalencia. Aunque en lo profundo sepa que recuperar nuestro erotismo, nuestro placer, es fundamental. Es casi urgente, después de tantos siglos de brujas quemadas en hogueras -exteriores e interiores. Recuperar nuestra sabiduría orgánica, guiada por el mismísimo placer de existir. Sabiendo que la sexualidad y las relaciones son el puente a nuestra conexión con la totalidad.
Por eso, en la mitología, Venus nace del océano (Piscis). Está esta consciencia de que a través de Venus podemos conectar con el Misterio de existir. Abrirnos a él. Gozarlo.
Tránsito de Venus por Piscis
Todas las experiencias que la humanidad vivió hasta ahora relacionadas a sus modos vinculares, a su sexualidad y a su sensualidad, viven en nuestro cuerpo. Toda la herencia vincular está ahí, viva. Por eso, muchísimas veces las relaciones cuentan con una carga que no tiene nada que ver con lo que se está vivenciando específicamente ahí, en esa relación.
De pronto alguien hace algo e inexplicablemente nos recontra enojamos, o nos enamoramos profundamente. No tiene un sentido racional. Pero sucede.
Y ahí está la carga de miles de historias vinculares, de amor y de desamor, de abandonos y de encuentros. Latiendo en nuestros corazones. Pulsando en nuestros sexos.
Durante el tránsito de Venus en Piscis, estamos particularmente sensibles a toda esta información. Procesando en niveles muy profundos. Incomprensibles. Inabarcables.
Es todo un tiempo en que necesitamos reparar en esto. En nuestra tendencia a crear películas. En la infinidad de imágenes relacionales que nos atraviesan, y que proyectamos en nuestras relaciones.
Fantasías del vínculo ideal, tanto como fantasías catastróficas en nuestras relaciones. Todo está palpitante en este tránsito. Amores y desamores. Tiempos de muchísima porosidad.
Necesitamos estar sumamente atentes a todas estas construcciones, estos iamginarios, estas proyecciones. Porque también es real que, si los atravesamos, Venus en Piscis nos dispone encuentros sumamente trascendentes. Encuentros donde nos entretejemos, y podemos conectar con un placer más allá del cuerpo, o más acá, tan profundo. Todo el potencial del encuentro también está vivo acá. Disponible.
Pero para esto necesitamos estar abiertes a no entender nada. Porque en Venus en Piscis, encontrarnos nos desborda la identidad por todas partes. Nos saca de todo lo conocido. Si nos atrevemos a probar de soltar por un rato las pelis, las proyecciones y los proyectos, y nos quedamos en lo que se abre en el instante de encuentro, entonces podemos tocar espacios sumamente sagrados. Donde la sexualidad es puente al infinito. Donde la caricia abre de lleno el corazón. Donde el beso es un disolvernos en un océano compartido.
Esto a su vez tiene el riesgo de potenciar las fantasías. Si compartimos algo tan maravilloso y sagrado, seguro sos mi alma gemela. Pero eso siguen siendo fantasías. No hay almas gemelas. No hay vínculos ideales. Pero sí hay espacio para que los vínculos, reales, con todas sus ambivalencias y complejidades, sean puentes a niveles cada vez más profundos de apertura al amor infinito de un cosmos en misterioso despliegue.
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