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Luna Nueva en Cáncer: Sentir las humanidades que nos viven

 

Luna Nueva en Cáncer nos invita a vernos en el reflejo de cada humanidad, interna y externa. A reconocernos en cada posibilidad de lo humano. A conmovernos de tanta humanidad en todas partes, jugando a este juego de aprender a ser humanes. Intentando, probando, fallando.

Nos invita a recorrer los paisajes más íntimos de nuestra experiencia humana.

Humanidades. Estos quilombos múltiples y complejos.

Estos deseos que parecen contradictorios, y es como si tiraran para lados diferentes todo el tiempo. Estas ganas desquiciadas de ser amados. A cualquier costo. A veces al costo de perdernos, de sacrificarnos, de olvidarnos. A veces al costo de buscar eso que llamamos poder. Humanidades que muchas veces nacen en contextos hostiles, donde poca validación de esas humanidades les rodea. 

Humanidades. Capaces de ser tanto víctimas como victimarios. Capaces de creer que la vida está en nuestra contra. Enredadas en nuestro constante intento por controlarlo todo, que nada escape a aquello que le llamamos “nuestra propia voluntad”. Capaces de usar lo aparentemente violento del entorno para limitarnos. Para automutilarnos. Para girar siempre en falso, para repetirnos una y otra vez.

Humanidades, muchas veces, cansadas. Cansadas de ser siempre aquello que van creyendo que deben ser. Cansadas de ser productivas, cansadas de desear esas cosas que más adentro no desean. Cansadas de anhelar el éxito y el reconocimiento. 

Humanidades. Estos quilombos múltiples y complejos. Estos conflictos internos. Estos llantos desconosolados y desgarrados. Estas noches que parecen interminables. Y también estas sonrisas. Estos abrazos suaves y potentes. Estas conversaciones, mates de por medio. Estas palabras y estos silencios. Estas risas que hacen doler las abdominales y los cachetes. Estos enojos que nos desbordan. Estas bellezas y placeres que nos desbordan, y que a veces llamamos amor. Estas danzas. 

Humanidades que me habitan. Todas y cada una de ellas. A veces peleándose, gritándose. A veces ignorándose. A veces conversando. A veces haciendo el amor. A veces lejos, a veces cerca. En general, aprendiendo torpemente a acercarse, a conversar, a amar. Aprendiéndolo muy pero muy torpemente. Como si nunca lo hubieran hecho antes. Porque quizás nunca lo hicieron. Nunca se atrevieron, hasta ahora, a escucharse realmente. A ver a esas otras humanidades que las rodean.

Humanidades que me viven, y que nos viven. Humanidades que van descubriendo la belleza del ocaso. De morir a las reacciones. De morir a lo conocido. Muerte que sucede justo cuando eso conocido puede ser amado. Aceptado. Puede tener un espacio para ser observado con toda la ternura de una flor. Justo ahí, la muerte, el renacer. Justo ahí, los viajes que comienzan, los adioses que crean nuevos territorios. 

Humanidades. Desgarradamente bellas humanidades. Que van aprendiendo, con inocencia y con desgarro, a vincularse. Lentamente. En el tiempo justo.

Escrito por Wem Marcos Wertheimer, consultor e investigador astrológico

Y te invitamos a la próxima clase gratuita que compartiremos el día viernes 23 de julio, de 19 a 21 hrs por Zoom, 

Tantra para todxs – honrarte justo como estás siendo Inscribite aquí

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