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Somos apenas un efímero suspiro en la eternidad. Estúpida soberbia la de creernos más que eso. Así habla Luna Nueva en Virgo, teniendo enfrente la inmensidad neptuniana.

Tanta energía movilizada en intentar ser algo que no somos. Mientras nos vamos perdiendo de la preciosa delicadeza de cada instante. Ese mínimo detalle capaz desarmar toda coraza, y abrirnos de lleno el corazón.

Miramos para otros lados, perseguimos zanahorias que nadie sabe bien quién cultivó; frenéticxs, insaciables, buscamos, tan perdidxs. Mientras en la profundidad del momento el Misterio está listo para acariciarnos, para conmovernos, para desarmar las pesadas armaduras, e inundarnos de abismante Belleza.

¿Qué poemas te está susurrando este momento?

Luna Nueva en Virgo trae el ritmo del poema, donde la palabra se revela silencio, donde el silencio se revela Misterio, donde el Misterio se revela, se revela, se revela. Poema como un estar en la vida, maravillándonos en lo pequeño, en lo cotidiano. 

Volver a ser cuerpos receptivos al constante poema de existir. Sin tanta palabra, sin tanta búsqueda, sin tanto egocentrismo. Solo acá, efímeros partícipes del Gran Misterio. Redescubriéndonos en el asombro ante la incomensurable maravilla de un Cosmos abierto.

¿Cuándo fue la última vez que te conmoviste de existencia?

Qué necesario para nuestra especie recordar ese canto olvidado a las estrellas, a los misteriosos tejidos con que sin darnos cuenta nos vamos tejiendo.

Qué necesario volver a cantar, a vibrar, a sonar este espacio de sinfonía que nos toca.

Pequeño, efímero, delicado.

Desgarradoramente precioso, salvaje y vulnerable.

Justo este pequeñísimo momento de existencia que cada quien es.

Desde esta infinita pequeñez, contemplar el mundo que vamos siendo.

Un respiro. Y otro. Y otro. Y el infinito. Y el cuerpo del instante. Y el vacío.

Escrito por Wem Marcos Wertheimer, consultor e investigador astrológico

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