ABRAZAR LA HERIDA DE RECHAZO

Tantas veces buscamos el encuentro y no somos correspondidxs. Tantas veces lo esperamos y no aparece.
Y duele. Duele hondo la confirmación de esta huella tan arraigada que dice que no somos dignxs de amor. Que algo en nosotrxs está mal. Que por eso nos siguen rechazando.

En cada rechazo está le niñe, desesperade por amor, por reconocimiento. Que sigue sin aparecer. Reemplazarlo por dinero, por likes, por poder, por ilusiones. La herida sigue abierta, a la espera.

Incluso cuando aparece el tan anhelado amor. De fondo está esa voz que dice que tarde o temprano se dará cuenta de que no lo merezco. Mejor que no me vea del todo, mejor que no vea eso tan horrible en mí. Pero que amen solo esa imagen, ese recorte, lejos está de repararnos.

El niñe está ahí, herida abierta. Pero si estás leyendo esto, es porque también sos adulte. Sos el adulte que puede observar ese niñe. Y dejar de rechazarlo. Cada vez que quisiéramos dejar de sentir este dolor, reforzamos el mecanismo, pues nos seguimos rechazando.

Mirarnos, pues, en este dolor. Abrazarlo. Llorarlo. Respirarlo. Abrir el pecho a la noche. Dejar que supure. Y empezar, en ese gesto, a cultivar este amor por nuestra existencia, así como es. Toda rota. Toda herida. Toda hermosamente frágil. Inquietantemente oscura. Viva y compleja.

Y no, no creo que esto sea una solución. No creo que por esto dejemos de buscar el amor afuera. Ni que nos siga doliendo el rechazo. Simplemente, tal vez, empecemos a tener un hogar al cual volver. Adentro. En nosotres mismes.

Sentirnos sobre la tierra. Sentir también su abrazo. Seamos lo que seamos, la madre tierra nos sigue conteniendo. ¿Alguna vez te permitiste sentir su contención? Es algo que yo propongo mucho en las sesiones. Cuando nos sentimos a la deriva, solxs, heridxs, sentir ese abrazo del planeta, que siempre está ahí. Que pase lo que pase nos sigue sosteniendo. En cada dolor. En cada herida. En cada intento. En cada frustración. Ella nos sigue sosteniendo.

Como dice el queridísimo Alonso del Río: “todxs somos tus hijxs / aprendiendo el camino”.

Abrazarnos
y permitirnos sentir el abrazo de la tierra
mientras seguimos aprendiendo
esto de existir.

Escrito por Wem Marcos Wertheimer, consultor e investigador astrológico

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