Hoy en día nos machacan tanto con ese cuentito de la autosuperación que, como decía el amigo Perls, más debería llamarse autotortura. Porque no, corazón, no hay nada de malo en vos ni en ninguna de tus limitaciones.
Tus limitaciones y tus resistencias no son un error, cada una de ellas fue una respuesta inteligente de tu cuerpo
en los espacios hostiles, complejos, desafiantes que habitaste, necesaria para pertenecer, para ser parte, para sobrevivir, para sentirte queridx.
Así que, honrá cada una de ellas, agradecele por estar ahí, cuidándote, en los lugares que habitás.
La única pregunta sería:
¿Es realmente necesaria en todos los espacios que habitás?
Y, cuando no lo es, tal vez, en esos espacios amorosos ,donde te sentís cuidadx podés empezar a probar otra cosa, bajar tus defensas, dejar entrar, dejarte ver, y descubrir qué hay detrás de esa resistencia en el camino de ir abriendo el corazón y permitiendo tu potencia solo cuando te sentís a salvo.
Casi siempre, en las charlas que doy de Tantra, llega un momento en que inevitablemente digo: «el Tantra empieza, finalmente, con aprender a amar tus resistencias y tus reacciones, y las del otrx. Así de simple, así de complejo».
En nuestra escuela nos dedicamos a crear estos espacios donde suspender el juicio y entrenar un amor por toda nuestra humanidad, justo como somos.
¡Te invitamos a ser parte!
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¡Gustosxs de que la familia tántrica se siga expandiendo!