Es que a veces
una caricia puede ser violencia
y un grito
puede ser
amor
—aunque duela.
El camino
está prendido fuego y cada
palabra
enciende la hojarazca
lista para que todo se consuma.
Detenernos
a respirar
sobre el fuego
duele y es
tan
necesario
y estas lágrimas
donde las llamas del recuerdo se reflejan
se parecen
al sendero posible.
Aniquilar lo violento
es definitivamente violento
y abrazarlo
con torpeza
con temor
empapades de Misterio
es definitivamente
amor
—aunque duela.
Un hogar nos espera en las cenizas
un abrazo
donde viven
el terror y la fuerza y la ternura
y el asco y la memoria y la presencia
un abrazo entero
donde encontrarnos,
un profundo amor
—aunque no deje de doler.