Desde que empecé mi viaje con el Tantra siento que ya viví muchísimas vidas. Cada nuevo despertar me acerca un poco más a un espacio de profunda intensidad calma. Un espacio sin certezas, donde todo está ligado a todo lo demás. Donde la lógica causal se hace trizas. Donde una sensación puede tener que ver con un planeta, donde un tropiezo puede tener que ver con la textura de la piel del primer sappiens, donde el tiempo y el espacio se desbordan en un tejido que todo lo contiene.

Y este es el placer posible, el placer de reconocerme una y otra vez en lo que está siendo, el placer de habitarme corazón abierto, co-creando la constante danza de lo vivo. Reconociendo y honrando con toda mi existencia el viaje que vamos siendo.

Un placer del contacto íntimo y pleno en todo lo que está siendo. Y el deseo profundo de que esta posibilidad siga creciendo. De que nos sigamos encontrando a danzar estos misterios que somos. De que sigamos descubriendo juntxs qué es esto de existir, de relacionarnos en todas las posibilidades que somos.

Y también con mis momentos de duda que me constituyen. Los momentos en que dudo de todo. Dudo del Tantra, de mi función, de la existencia. Los momentos en que toco fondo. Y que, de alguna manera, también puedo tocar una plenitud en ese fondo. Un reconocimiento de muertes necesarias para nuevos renaceres -para nuevas muertes, y así. Sin jerarquías. Solo muertes y nacimientos que se suceden, mientas seguimos componiendo esta Danza.

No hay nada que hacer y, a la vez, todo es posible. Ese es uno de los mantras más deliciosos que conozco, que aprendí en este camino. Desde ahí me comparto.

Me gusta percibirnos como una tribu de delirantes artistas dispuestos a sumergirnos en nuestras profundidades, a danzar nuestras sombras, a sembrar semillas de deseo, a abrir el corazón en cada acontecer. Delirantes artistas dispuestos a explorarlo todo, sabiendo que nada hace falta y que todo es posible. Que solo el amoroso deseo nos mueve. Un deseo que nace en el centro del corazón y se acaricia con el sexo y con la visión, con la tierra y con el cielo. Me gusta pensarnos como una tribu, probando nuevas posibilidades. Y total y absolutamente dispuestxs a fallar. A equivocarnos. Una y otra vez. Porque de eso se trata, ante todo, crear. Probar, probar, y seguir probando. Sin respuestas previas. Fabricando nuevos recorridos en lo profundo del bosque, en lo profundo del mar, en lo profundo del pecho. Fabricando nuevos recorridos que son, al mismo tiempo, recuerdos. Un espacio donde recordar y crear se parecen -otra vez estalla el tiempo.

Me gusta percibirnos esta tribu deseante, amante, de intensas calmas, de recuerdos-creaciones, de apasionada exploración de todo lo que somos. Tribu floreciente. Tribu moribunda. Tribu danzante. Tribu danzante. Tribu danzante.

Una tribu donde nos interesa cada singularidad. ¿Se entiende? Cada singularidad. Lo que cada quién va siendo, en su caos múltiple y cambiante, ordenado por el Misterio. Y donde nos enciende la investigación de cómo estas singularidades, todas diferentes, se relacionan, se encuentran, se articulan, se separan. Cómo estas singularidades se danzan -tribu danzante.

No puedo imaginarme haciendo otra cosa en este mundo que seguir co-creando esta tribu de delirantes artistas del amor.

La semana pasada comenzó el grupo presencial de la formación en alquimia tántrica.
Esta semana comienza el grupo online.

Y en esta inicio de ciclo, en esta nave que zarpa con nuevos valientes tripulantes, tocamos ese profundo e intenso lugar de tribu.

Esa cocreación que somos, como equipo y como parte de este viaje; somos la parte gestante y la parte naciente al mismo tiempo. Y ustedes, parte naciente y parte gestante en el exacto mismo momento.

Es ahí donde aparece la tribu, donde estamos realmente juntxs cocreando un espacio amoroso y cuidado para abrirnos a existir con todo lo que somos.

Es un gracias por sumarse y es un gracias por ser en realidad parte de la cocreación de la tribu.

Si estabas con ganas de escribirnos y todavía no lo hiciste, hacelo, acá estamos, la nave tiene un lugarcito más para vos, valiente tripulante.

Te esperamos