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Coronavirus, Saturno-Plutón y el reencuentro con lo sagrado

por Wem Marcos Wertheimer
El 9 de enero compartí este texto en las redes sobre la conjunción Saturno-Plutón como expresión de nuestra relación con lo indomable de la naturaleza. Hoy, releerlo, toma nuevas dimensiones para mí. Y me hace sentir aún más fuerte la misteriosa coherencia con que la vida se despliega, y nosotrxs como partícipes de esta gran sinfonía.
 
Texto del 9 de enero de 2020
Llegó el momento del que tanto se viene hablando, el momento exacto del encuentro entre Saturno y Plutón, que se da al mismo tiempo que la luna llena en Cáncer con eclipse.

Son momentos de muchísima intensidad planetaria. La sensación de que estamos en el fin de algo, de que algo no da para más, se hace presente en muchos cuerpos. En los últimos tiempos, con Saturno y Plutón ya activos, estamos participando de grandes temblores que hacen tambalear las bases de nuestra estructura social. Una gran fuerza transformadora nos vive, potenciando también nuestros miedos a la transformación.
La polarización de nuestras tendencias antagonizantes

Es un momento en que nuestras tendencias antagonizantes se potencian en su máxima expresión. Los buenos y los malos, Nosotrxs y ellxs, toman pulsos igualmente totalitarios. Estados Unidos e Irán, o Corea del Norte, o Rusia, vuelven a reconocer el antagonismo de la guerra fría. Lo que viene acontenciendo en Bolivia, Chile, Haití, Iraq, las tendencias conservadoras en Estados Unidos, Europa y Brasil, y contando, donde se hace evidente esta contraposición de fuerzas, donde las tendencias conservadoras se exacerban, se
arman, todo es sincrónico con este momento de Saturno-Plutón encontrándose en el cielo.
Y, ¿de qué nos sirve tomar consciencia de esta sincronía?
Primero que nada, creo que nos sirve para ser un poco más conscientes de nuestra participación en el entramado global. Reconocer que es en cada cuerpo que esta tendencia polarizante está maximizada. Reconocer los rincones más pulsionales que responden con furor a los acontecimientos represivos de las grandes fuerzas conservadoras, reconocer también la voluntad para elevarnos y exclamar “¡no!”, para cantar que hemos despertado, que algo en cierto modo de vivir ya no es sustentable en ninguno de los niveles. Y para reconocer también el miedo que emerge cuando nuestras estructuras (Saturno) internas y externas se ven sometidas a la potencia transformadora de lo vivo (Plutón). Es esencial asumir este miedo. Porque tal vez toda la creación de nuestra civilización sea un modo precario de evitar el miedo profundo a la noche que reside en cada humano. El miedo a la oscuridad más esencial.
 
Casi sin darnos cuenta, vinimos con mi compañera a pasar la conjunción  y la intensidad de esta luna llena en el medio del monte, sin señal de internet ni de teléfono. Anoche hubo tormenta. Estábamos en nuestra carpa. Los truenos creaban un único gran rugido. Los rayos, una luz casi constante en el cielo. Nuestro hogar precario no nos podía proteger de semejante caída de luz, de semejante temblor. Sentimos en lo profundo el miedo a que nos parta un rayo, a que esta fuerza indomable de lo vivo hiciera trisas todo esto que somos -o que creemos ser. Sentimos este miedo profundo a la oscuridad y a la luz, a la noche transformada en día intermitente por los rayos. Sentimos nuestra pequeñez frente al universo.
El terror ante la indomable naturaleza
Y este es el segundo factor que Saturno-Plutón hace claramente evidente: lo indomable de la fuerza de la naturaleza, a pesar de nuestros múltiples intentos por evitar tal impacto, a pesar de lo sofisticado de nuestra civilización creada, del constante anhelo de alejamiento y control de esta fuerza. Cuanto más nos intentamos alejar, cuanto más intentamos tener el control, más ruge lo vivo. Necesitamos asumir lo indomable afuera, pero ante todo lo indomable adentro. Los miedos, la potencia destructiva y la potencia creadora que nos vive, que constantemente cuestiona nuestra tendencia civilizatoria. Eso que es pura fuerza vital arcaica. Hace mucho tiempo venimos creyendo que nuestra tarea es dominarla, controlarla. Pero esa es la historia que está llegando a su fin. Saturno-Plutón en Capricornio cuestionan esta tendencia a “la línea recta ascendente”. Esta tendencia da cuento de nuestra fantasía capitalista-patriarcal de generar siempre un poco más, consumir siempre un poco más, ser siempre un poco más, en una eterna escalada. Como si hubiera vida sin muerte, actividad sin descanso. Hay muerte. La muerte de toda construcción es necesaria. Lo vivo es este pulso, entre lo que nace y lo que muere. Entre creación y destrucción.
Hace tiempo que quitamos a lo vivo todo cuanto tiene de consciente y de sagrado. Vivimos en un mundo sin alma, sin inteligencia, sin corazón. Eso queda solo en manos del “hombre”, amo y señor de todo cuanto existe. De los mares y de los cielos, de los jardines y del huracán.
Algo en ese hombre está llegando a su fin. Y creo que esa es la razón principal por la cual es necesario tomar consciencia de esta sincronía. En todo momento en que Saturno y Plutón se unen en el cielo, asistimos a acontecimientos que tienden a potenciar fuerzas reaccionarias. En el siglo XX, las tres conjunciones Saturno-Plutón coincidieron con 1) la primera guerra mundial, 2) el comienzo del Holocausto y 3) acontecimientos importantes de la guerra fría, la guerra de Vietnam y las dictaduras de América Latina y Medio Oriente. Ahora, estas tendencias vuelven a estar activas. ¿Qué significa esto? Básicamente, que estamos profundamente entrelazadxs con los movimientos del cielo y de la tierra. Es decir, que tal vez el universo no sea puro caos inanimado, puro azar que nos crea y nos destruye, supuesto que se ha transformado en verdad.
Tomar consciencia de esta sincronicidad entre el cielo y la tierra es darnos cuenta de que formamos parte de un movimiento inteligente. De que todo cuanto acontece es parte de un entramado consciente. De que todo cuanto existe es sagrado. Volver a reconocer lo sagrado del río, del árbol, de la tierra, de las estrellas. Olvidar las medidas, las formas, los anhelos de control. Tomar consciencia de como nos separamos de lo otro para sentirnos libres, para sentirnos poderosxs. Tomar consciencia, y empezar a abrirnos a lo sagrado de cada encuentro. A la inteligencia viva en cada vincularnos. Darnos cuenta de la enorme sincronicidad con la que los acontecimientos se revelan, el momento de enormes tendencias conservadoras que coincide con la conjunción Saturno Plutón en el cielo. Somos parte de este movimiento indomable de lo vivo. Uno que incluye destrucción y creación. Pero tal vez necesitemos revisar el supuesto de que esta destrucción y creación sean puro caos azaroso. Tal vez necesitemos recuperar esa sabiduría que nuestras abuelas y abuelos tenían, del movimiento de lo vivo como un proceso inteligente, con un sentido, abiertxs al misterio. Aunque no lo entendamos todo el tiempo. No hay nada en el universo que esté “mal”. Simplemente nos alejamos cada vez más de la inteligencia de la naturaleza, nos pusimos en su contra y así la percibimos en contra nuestra. Simplemente el anhelo de poder, fundado en el miedo a la muerte, nos viene haciendo crear una civilización cuyo máximo fin es negar este proceso. Paradójicamente, para esto matamos despiadadamente, creamos bandos, nos centramos solo en la supervivencia de “lxs nuestrxs”.
Necesitamos revisar esa tendencia en cada unx de nosotrxs. Necesitamos tener un momento de reconocer lo sagrado de esta respiración que estás tomando ahora. Solo volviendo a crear espacio en nuestros cuerpos para esta sensación podemos llegar a transformar realmente los fundamentos de nuestra cultura de desconexión y dominación.
Renacer
Esta conjunción Saturno – Plutón es el momento exacto para encontrarte con el miedo a toda esta fuerza indomable de lo vivo, que viene creando tanta muerte innecesaria, tanto dolor. Y es también el momento exacto para redescubrir lo sagrado de todo cuanto existe, ese legado que el Tantra, el chamanismo de todas partes del mundo y la Astrología nos dejaron, para que podamos recordar. Y hoy necesitamos recordarlo. De eso depende nuestra posibilidad de renacer como especie, hacia un mundo sustentable en todos los sentidos de la palabra.
Estamos en el punto cúlmine de la intensidad que todo nacimiento necesita. Todos los mamíferos dan a luz en los rincones más íntimos que encuentran. Es momento de que conectes con ese rincón íntimo en vos, para ser parte de este dar a luz una nueva especie.
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