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Una de mis maestras de Gestalt me lo compartió una vez de una forma muy simple y hermosa:
podemos imaginar que la vida es un gran guiso. Y tenemos en la alacena varias especias.

Sentimos que al guiso le falta algo para ser delicioso. Miramos las especias. Está amor, está dulzura. Eso ya se lo puse. Hay una que dice violencia, una que dice abuso. Esas claramente no se las voy a poner. ¿Pero qué pasa? Eso que está etiquetado como violencia, no es más que agresividad. Algo absolutamente necesario. Pero como está etiquetado como violencia y abuso, no hay chance de que la toque. Así, ese amor y dulzura se vuelven complacencia y sacrificio. Se vuelven un perderme a mí mismx en el otrx. Le pongo cada vez más dulzura, y el guiso está cada vez más amargo.

El problema está en cómo están etiquetadas las especias.

También podría ser al revés: le pongo éxito, le pongo poder, le pongo gozo. Pero no hay chance de que le ponga esa que dice debilidad, esa que dice dolor.

Entonces el guiso queda hecho de un constante estrés. Le pongo cada vez más éxito y más gozo. Pero la carne está cada vez más tensa. No le voy a poner eso que dice debilidad, eso que dice dolor. Otra vez, el problema es la etiqueta: ahí donde dice debilidad, está la sagrada vulnerabilidad, necesaria para conectar con la belleza de existir. Ahí donde dice dolor, está también la profundidad, indispensable para una vida plena.

Así es el vínculo con nuestra sombra. La vemos a través de un lente de juicio donde no podemos ver nada valioso en ella. Y la paradoja es que este mismo lente hace que la juzguemos y la queramos eliminar, reforzando la expresión de su aspecto más horrible.

Un primer paso en el camino de encuentro con la sombra es abrir la mente a la posibilidad de que detrás de esa etiqueta que le puse a la experiencia, haya algo de valioso.

Algo de valioso en cada experiencia que como humanos podemos experimentar.
Y, específicamente, en esa que tanto rechazo me genera.

 

Si te dan ganas de venir a explorar con nosotrxs esto de la sombra, te invitamos a la formación en alquimia tántrica.

La formación en alquimia tántrica es un contexto donde vas aprendiendo a suspender el juicio, para encontrarte cara a cara con tus sombras. Permanecer, sin juzgarla. Aprendiendo a incluirla como parte de tu sagrado existir humano. Aprendiendo a tomar el tesoro que te ofrece.

Un contexto de amabilidad y humanidad, donde todo tu ser puede ser recibido y validado.

 

Toda la info en nuestra web.

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