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Hay un sentido que solo aparece cuando nos permitimos quedar paralizadxs de asombro ante todo este misterio. Cuando miramos un horizonte y reconocemos nuestra pequeñez. Cuando nos damos cuenta de que somos apenas un momento en la eternidad del tiempo, un lugar en la eternidad del espacio.

Júpiter en Piscis es una invitación a sentir en lo hondo del pecho lo totalmente incognoscible e innombrable de esta danza cósmica de la cual somos parte. Es un tiempo en que necesitamos conectar con algo más profundo que los meros sentidos terrenales, sean ligados al éxito o a las relaciones.

En medio de tanto cataclismo económico, social y ecológico, es el pulso que nos inunda y nos conmueve, que nos obliga a reconocernos parte de algo más grande -o simplemente sufrir, víctimas de la caótica existencia.

Es momento de reconocernos parte de esta totalidad, co-partícipes de un movimiento que va creando en cada instante el camino. 

Y reconocer cuál está siendo nuestro aporte a este pulso. Tal vez sean solo quejas, zumbidos molestos que perturban el camino. O tal vez estemos conectadxs con ese propósito profundo que brota del corazón y nos lleva a entregar nuestros dones únicos de lleno. Colaborando con este viaje incontrolable, desde nuestro amor más genuino. Ese que puede darse incluso cuando duele, incluso cuando todo parece estar cayendo. Ese que solo puede darse cuando no somos los protagonistas, pero tampoco nos dejamos de lado: cuando el altruismo y el egoísmo se encuentran en el deseo más genuino de una transformación planetaria. Ese que nace también del dolor de ver cómo hoy estamos.

A veces siento que es incluso ridículo nuestro estado actual. Como si fuera una mera concatenación de hechos que fueron exacerbando algo que simplemente nunca nos sirvió. Y como si fuera muy fácil simplemente decir: ah, claro, es que si nos abrimos a compartirnos y nutrirnos, es claro que todes vamos a tener lo que necesitamos para una vida gozosa! Pero la ambición, el poder, la manipulación y la violencia son reales. No se trata de crear falsos imaginarios pacifistas.

Se trata de doler juntes, de amar juntes, de vivir juntes esta sagrada aventura, resonando con cada criatura de este planeta. 

 

Y, desde esta consciencia, simplemente darnos. Más allá de nuestra ganancia personal, darnos. Ponernos al servicio de este misterioso orden más grande.

El próximo año, con Júpiter en Piscis, es año de soltar sentidos ya caducos de nuestros egoísmos, caminos que se hayan alejado del pulso más cardíaco de nuestro propósito, y empezar a vivir una existencia más coherente con esa misión que tenemos en el planeta. Ya fue la de sostener esas ambiciones que solo enmascaran niñes herides. Es tiempo de madurar, entregándonos a danzar la silenciosa danza de un cosmos floreciente.

 

Escrito por Wem Marcos Wertheimer, consultor e investigador astrológico

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