Al relacionarnos, necesariamente hay un yo, un otrx, y una frontera de contacto donde la relación sucede. Hay también un proceso relacional, una danza compartida.
Estar presentes en el vínculo es ir aprendiendo a contemplar todos estos aspectos como parte. Normalmente, tendemos a polarizar. Escuchar nuestras propias necesidades, silenciando las del otrx. O silenciar las propias en pos del otrx. Esta escucha polarizada lleva, tarde o temprano, a un colapso. Un momento en que lo silenciado estalla.
Y no, articular lo propio con lo ajeno no es nada simple. Pareciera más fácil negar uno de los lados. Es lo que más venimos haciendo los últimos varios miles de años. Pero ese silenciamiento solo sirve para la inevitable explosión.
Es un misterio profundo cómo vincularnos en nuestras diferencias.
Siendo tan múltiples y cambiantes como somos.
No se trata de darnos respuestas, sino de abrir la pregunta.
¿Cómo danzan estas diferencias, en la legitimación constante de nuestra singularidad, y de lo singular del estar vinculándonos?
Este es el gran misterio, donde se da la alquimia vincular.
Solo cuando no negamos ninguna parte, sino que sostenemos las tensiones todo lo que haga falta, puede revelarse el camino de la relación, sus significados profundos del relacionarnos.
El aprendizaje vincular está justo ahí, cuando las diferencias se abren a su danza, sin negarse y sin imponerse, en el profundo interés por cada una de ellas, y por cómo se vinculan.
Escuchar lo propio tiene que ver con aprender a escuchar nuestros deseos y necesidades, anclados en el cuerpo, en todos los focos antes nombrados. Escucharnos legítmxs en todos nuestros sentires, necesidades y elecciones.
Escuchar lo ajeno es, básicamente, dejar entrar. Dejarnos afectar por lo que le otrx trae. Interesarnos profundamente por eso que trae. Y por eso que sucede entre nosotrxs mientras está trayendo eso que trae.
¿Cómo sería hacer espacio para estos dos focos de la escucha al mismo tiempo, sin descartar alguno de ellos?
Ese es nuestro aprendizaje. Y no es algo que se vaya a dar de un momento para el otro: requiere infinitas horas de entrenamiento. Ahí estamos.
La formación en alquimia tántrica es la posibilidad de entrar de lleno en esta investigación.
Te invito a escribirnos y ser parte de la aventura.