En el mandato nos mueve la presión de llegar a ese lugar en el que se supone que debo estar. Y no importa cuánto me acerque: siempre se siente que algo me sigue faltando.
El mandato es esa imagen de éxito que articula mis pasos en una dirección impropia. Y se siente tan pesado. Tan ajeno. Tan gris.
Luna llena en Capricornio es una gran invitación para reconocer cuánto estamos moviéndonos desde ese lugar más hondo que llamamos propósito. Y cuánto estamos valorando el viaje que venimos haciendo. Creo que es un gran momento para pararnos frente a nosotrxs mismxs, y agradecernos, honrarnos en este camino recorrido. Sabiendo que el camino que caminamos es, en última instancia, la vida haciendo su camino a través nuestro. Más allá de lo que nos gusta y lo que no.
Capricornio es un signo profundamente espiritual. Es la renuncia a los anhelos del Yo infantil, ese que busca reconocimiento y afecto a toda costa, para comprometernos profundamente con esa verdad fundamental que emana nuestro corazón. Aunque a veces implique sostener incomodidades. El pulso de lo verdadero es más fuerte que cualquier disfrute o incomodidad pasajera.
Para quienes aún no se sienten conectadxs con ese propósito profundo, es un gran momento para mirar la luna llena, y dejar que el cuerpo exprese las respuestas. Permitiendo que los mandatos se empiecen a desarmar en esta otra fuerza de lo que hoy verdaderamente te moviliza. Permitiendo honrar lo transitado hasta acá, para llegar a poder abrirte a esta pregunta.
Y para quienes sentimos que estamos transitando un camino propio, genuino y verdadero, en contacto con ese propósito profundo, aportando a la tierra lo que venimos a aportar, es un gran momento para honrar lo caminado, y volver a tomar el compromiso de permanecer en este viaje, que no siempre es fácil.
Así, corto y conciso lo que esta luna llena tiene para traer..