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Al escucharte, anularme.
Al escucharme, anularte.

En esa polaridad venimos viajando. Sin tener idea de cómo trazar otros caminos.

La luna llena en Libra, mientras el Sol transita Aries, nos abre de lleno a la pregunta:
¿cómo se articulan deseos diferentes?

Al haber sentido el peso de lo impuesto
aplastando nuestra fuerza vital
solo aprendimos a someternos o rebelarnos ante ese peso.

Pero, de uno u otro lado, no hay registro.

Abrir el registro de cuerpo deseante
capaz de trazar el camino que su corazón vibrante orienta
ya es un gran, gran desafío
que requiere muchísimo espacio de práctica
-espacios donde ensayar el deseo, sabiendo que muchas veces nos equivocaremos, nos lastimaremos o lastimaremos a otrxs en este ensayo.

Y el desafío se complejiza aún más
cuando este registro se articula con el deseo de otrxs,
cada unx diferente.

Históricamente, sabemos solo desear igual.
Esto fue necesario en nuestra vida tribal, donde debíamos movernos en conjunto.

Es muy novedosa la posibilidad de plantearnos la pregunta acerca de cómo articular diferencias.
Antes, la palabra de la tribu era palabra final,
porque solo así podíamos sobrevivir.

Hoy esto ya no es así.
La pregunta es indispensable e inevitable en los cuerpos:
indispensable, porque de seguir en los surcos conocidos, solo perpetuamos guerras -y el estado de guerra que la sustenta.
Inevitable, porque urge encontrar nuevos caminos, o seguiremos acercándonos cada vez más a nuestra extinción como especie.

Para explorar cómo se articulan deseos diferentes,
necesitamos comprender que nuestros cuerpos están heridos.
Por ese peso que nos ha aplastado -y nos sigue aplastando continuamente.

Y esta herida se activa en cada relación:
confundimos diferencia con lucha de poder.
En el encuentro de diferencias, hay posibilidad de descubrir una danza compartida.
En la lucha de poder, solo existe el sometimiento de alguno de los dos lados hacia el otro
-cargas que se reparten según las tendencias de los cuerpos, según tendamos a sometedorxs o a sometidxs.

¿Y cómo hacer espacio para que la lucha se transforme en danza?

Primero, asumir.
Asumir nuestro hábito,
eso que tiende a percibir como lucha de poder,
eso que se asusta ante la diferencia y, en ese temor,
busca imponer, busca refugiarse, busca el lugar conocido.

Poder sentir en nuestros cuerpos el gran miedo que trae lo diferente.
Y ofrecernos un espacio seguro para procesarlo.
Un espacio donde poder habitar el miedo, y la tensión inevitable de lo diferente,
con escucha de la herida y los mecanismos que esto conlleva,
y donde poder respirar todas estas cargas
sin actuarlas ciegamente.

Es el desafío más poderoso, complejo, y necesario que los seres humanos tenemos hoy por delante.

En el umbral de cualquier transformación posible
hay un pasillo que se siente cada vez más angosto.
Hoy no podemos hacer como si esto no estuviera.
No cómo distraernos.

¿Cómo acompañar esta herida
para que la “voluntad de poder”
se transforme en “voluntad de danza”
en la mutua escucha de lo diferente?

Que esta Luna llena
sacuda lo que tenga que sacudir
y traiga las respuestas que hagan falta.

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