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A veces no saber es la única respuesta. Sumergirnos de lleno en este pulso misterioso, sin tener ni la menor idea de nada. Sin respuestas a por qué pasa lo que pasa, sin saber por dónde va nuestro camino.

 

Tanta energía invertimos en inventarnos respuestas, certezas. Solo para no asumir tanta pequeñez. Luna llena en Sagitario, creando una T cuadrada con Júpiter en Piscis, es una invitación a reconocer la vitalidad que siempre tenemos disponible, cuando nos permitimos soltar el control.

 

¿Soltar el control? Pero… no entiendo. Entonces, ¿qué hago? ¿Me quedo quietx?

No. No se trata de quietud esta luna. Se trata de soltar las riendas del caballo, esas que tiran de respuestas conocidas y nos llevan siempre al mismo lugar, para sumergirnos en la intensidad de un viaje sin rumbo cierto. Pero confiando. Confiando en cada paisaje que el viaje nos regala. Confiando en las tormentas y en los días soleados. Confiando en las caricias y en los golpes. Confiando en que somos viajerxs de un viaje que está a nuestro favor.

¿Podemos abrirnos a la posibilidad de que la vida sea aliada y no enemiga?

 

Ahora más que nunca. Con el mundo pudriéndose en la mierda que hace milenios venimos cultivando. Ahora más que nunca, la confianza. En esta vida tan frágil y salvaje. Tan desquiciada y amorosa. Esta vida que, hagamos lo que hagamos, es la que marca los caminos.

 

Si al menos por un momento te permitís imaginar que la vida está a tu favor: ¿qué pasa en tu cuerpo? Podés sentir la profunda vitalidad de no tener que controlar nada? Podés sentir la poderosa expansión de unirte al pulso de lo vivo, y confiar?

 

Confiar en vos, en esas certezas que viven en tu cuerpo más allá de lo que la mente diga.

Porque ahí es donde podemos conocer el saber de lo vivo: en el cuerpo. En el cuerpo abierto, en el cuerpo habitado. Justo ahí.

Una certeza sin palabras, una certeza que marca el rumbo justo. Aunque contradiga todas nuestras ideas y creencias.

Acá, en este cuerpo, nos unimos al saber de lo vivo. Y podemos encontrar nuestros sagrados rumbos de soles y tormentas.

Confiando en que, a fin de cuentas, no hay camino equivocado, nunca. Solo este camino que constantemente andamos, con todos sus sagrados paisajes.

Y entonces, tal vez, en este instante de soltar el control y confiar, podamos gozar profundamente, reconociéndonos siempre en casa, en cada paso de este viaje. Haciendo de cada abismo nuestro hogar. Haciendo de cada hogar nuestro abismo.

Escrito por Wem Marcos Wertheimer, consultor e investigador astrológico.

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