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Muchas veces parece, en ciertos ámbitos donde comienza a impregnar lo corporal, lo sensible o lo espiritual, que pensar es básicamente un error. Que todo el foco debería estar en el cuerpo o en el espíritu. Pero, seamos sincerxs, ¿se calla la mente? Clara-mente, no. ¡Y no tiene por qué hacerlo!

¡Basta de esta condena a lo mental!
Dice Luna Nueva en Géminis, como haciéndose la ofendida. Jugando.

Que el tema no está en el pensamiento en sí, sino en cómo estás pensando.

Pensar puede ser absolutamente precioso. Y también puede ser horrible, claro. ¡Pero esa cualidad no es del pensamiento! Es de tu vínculo humano con él. Esa cualidad es más de tu miedo a no sobrevivir, a la soledad, al abandono, a lo que sea! Apoyado en algún miedo, el pensamiento puede volverse un infierno. Pero la cuestión es el miedo, no el pensamiento.

El pensamiento puede ser una mente cerrada en creencias fijas y estancas, enroscada en preocupaciones que no están en contacto con la realidad -que alguna vez lo estuvieron, y no logran actualizarse. Ahí, nuestra vitalidad va quedando hecha una pasa de uva, nuestra creatividad una tuerca girando en falso.


Pero también puede ser una mente curiosa, abierta, que deja entrar la información actual de lo que está sucediendo, y es capaz de responder creativamente, en consonancia con la totalidad de quien percibe. En esta mente, lo aprendido se transforma en recurso -y no en limitación-, y lo no sabido… ¡es una deliciosa posibilidad de aprender! (y no una condena a la ignorancia).

Cuando creemos que ya sabemos cómo son las cosas, todo se cierra.

Cuando nos reconocemos ignorantes… ¡empieza el juego!

El hecho es que en estos días de Luna Nueva en Géminis, tu mente va a estar ahí, bien presente.

¿Me acompañás a abrir la mente, como inocentes criaturas descubriendo de qué se trata este juego de existir?

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