Luna Nueva en Tauro
¿Por qué andaremos tan cansades estos días? Tal vez sea simplemente porque estamos cansades. Y necesitamos descansar.
Tal vez sea que venimos de un tiempo de quilombos colectivos de alto calibre. Tal vez sea que vivimos en un sistema que nos busca máquinas hiperproductivas. Y que muchas veces nos es inevitable caer ahí. Quizás simplemente necesitemos frenar. Darnos el espacio, la caricia. La intimidad con nuestros cuerpos.
Tal vez simplemente necesitamos por un rato escucharnos. Ver qué estamos necesitando. Tomarlo. Dárnoslo. Pedirlo. Tal vez simplemente sea tiempo para frenar un poco. Descubrir qué nos descansa hoy. Tal vez un vino, una charla con un amigue, una peli en la cama, una meditación, un juego con nuestres hijes. Soltar el celu por un rato y mirar los árboles danzando en la ventana. Tomar un tecito y leer algo que te llene el espíritu. Lo que sea.
¿Qué camino lleva hoy a tu descanso? Pregunta Luna Nueva en Tauro.
Estos días, preparando el seminario de Venus que daré la semana que viene, vengo bien cerquita de la energía venusina, regente de Tauro. Y vengo reflexionando mucho acerca de la ética del placer. La ética del placer es dejarnos guiar por aquello que, momento a momento, nos es placentero. Placer profundo. Placer que incluye el registro de todo alrededor. Placer que la ética social y religiosa han castrado.
¿Cómo es dejarnos llevar por el camino del placer más íntimo y genuino? Pregunta Luna Nueva en Tauro. Placer sin formas preestablecidas. Placer de cuerpo habitado. Placer de reconocer y entregarnos a nuestro pulso más orgánico. Sí, ese placer. El del pulso orgánico. ¿Qué es el pulso orgánico? Descansar cuando estamos cansades, comer cuando tenemos hambre. Refugiarnos si hace frío, desnudarnos si hace calor. Es vivir en la ciclicidad orgánica del transcurrir en el planeta tierra. Con los ritmos del cuerpo, y no los de la máquina hiperproductiva del sistema.
Descubrir nuestro propio ritmo. Honrarlo. Gozarlo. Mientras el fucking sistema patriarcal se sigue cayendo a pedazos. Respirar profundo las sagradas partículas de aire que nos circulan. Y descansar en nuestro pulso.
Escrito por Wem Marcos Wertheimer, consultor e investigador astrológico
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