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Siempre me conmueve recordarlo:
cualquier síntoma de algo rígido, apretado, tenso,
es síntoma de un gran sufrimiento que se ha aprendido a esconder en esas corazas.

Todo aquello que se está defendiendo, es porque tiene miedo. Y todo aquello que tiene miedo, está sufriendo. Desde ahí es que podemos ir tejiendo los puentes hacia el contacto, hacia el reconocimiento en “lo otro” negado, hacia la integración de nuestras partes.

Para el Tantra, cada relación y cada acontecimiento posee la semilla de nuestra integración.

Solo hace falta ir afinando habilitando ese otro lado que tanto nos incomoda ver en nosotrxs. Reconociendo todo eso que se aprieta, ocultando ese sufrimiento. Ese encuentro con el espacio incómodo en nosotrxs mismxs.

Abrirnos a lo que simplemente está circulando.

Las cargas de las polaridades se suelen repartir equitativamente entre los cuerpos. Así, cuanto más se cristaliza un lado, más lo hace el otro. Es nuestra tarea ir distendiendo nuestro lado, sabiendo quenada podemos hacer con el otro. Pero que, cuando nos vamos abriendo inevitablemente nos vamos encontrando con otros lados más abiertos también.

Así, cada encuentro y cada acontecimiento se vuelven una sagrada exploración de nuestras funciones polares, la posibilidad de reconocer todo lo que tiende a separar, a defender, a justificar y a proyectar. Reconociendo también la posibilidad de todo aquello que tiende a integrar, a unir, a danzar.

Lo único que necesitamos hacer es reconocer lo que está sucediendo, sea lo que sea, con todo lo que es. Y ver cómo es traernos al encuentro, reconociendo todo eso que sentimos ahí, justo así como lo estamos sintiendo.

 

En marzo comienza la formación en alquimia tantra 2023, en formato online y presencial.

Si te resuena venir a explorar la integración de tus partes, escribinos y te contamos más.

 

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