Año de profundísimas transformaciones, a nivel personal y colectivo. Cada une de nosotres, célula del organismo humano, célula del organismo tierra. Se va acercando el fin del 2020, que nos invita a una última sumergida, con los dos eclipses de fin de año.
Decía del evento del lunes 30 de noviembre, que era un sacudir aquellos lugares donde fijamos nuestra verdad. Verdades que este año ya vienen recontra sacudidas. O no. O verdades que ante tanta incertidumbre tienden a cristalizarse más, a volverse dogmas y paranoias -que son básicamente lo mismo. El miedo muchas veces nos cierra las compuertas, refuerza las tendencias conservadoras. Eso es lo que se ve en toda conjunción Saturno-Plutón: a mayor terror, más intentamos evitar el cambio. Pero el cambio es inevitable, y no se acaba.
Esta temporada que se abre entre los dos eclipses, del 30 de noviembre al 14 de diciembre, es el último gran regalo de este año: el regalo de naufragar nuestras construcciones, de descreer nuestras verdades. De investigar qué pasa cuando nos permitimos vaciarnos de lo conocido. De reconocer qué nuevos caminos necesitamos empezar a recorrer, ahora que sabemos, en algún lugar de nuestro profundo, que los caminos que venimos recorriendo están caducos.
Que los caminos del extremo antagonismo, de los cuerpos que por asustados solo saben defenderse de lo diferente, están cayendo. Era de Acuario que se va abriendo, lo notemos o no. Era de Acuario que nos pone en primer plano, una y otra vez, la pregunta por el entramado de diferencias que somos, que tejemos, que nos teje.
Eclipses que oscurecen por un rato nuestras luces, para que escuchemos el mensaje del vacío. Ese que en el eclipse solar del 14 estará listo para ser sembrado. Mensaje que permita ver, en todo el recorrido que hemos hecho este año, un nuevo sentido.
¿Qué verdades están necesitando ser soltadas? ¿Qué nuevos sentidos se nos imponenen? ¿Nos atrevemos a abrirnos a estos nuevos senderos?
Una pista: ir allí adonde hoy esté nuestro aprendizaje. No importa si es cómodo o no, si es seguro o no, si es conocido o no. Otra pista: no podemos estar en otro lugar. ¿Qué aprendizaje nos está revelando la vida hoy, al estar justo donde estamos? ¿Qué sendero se abre si nos dejamos transformar por el aprendizaje presente?
Temporada intensa de entre-eclipses, cerrando un delicioso año “de locxs”. ¡Buenos viajes!, dice desde acá un sagitariano.