Temporada Piscis. Tiempo para ir profundo. Para naufragar nuestros sentidos y deseos habituales. Para perdernos. Para confundirnos. Tiempos para no entender nada.
Cómo nos incomoda Piscis, cómo nos incomoda no saber, no entender, no tener idea de lo que queremos. Cómo nos incomoda la lentitud. La información circula en esta temporada en múltiples niveles, incomprensibles.
¿Qué pasa si por un rato dejamos de intentar entender?
Y nos abrimos a reconocernos en este misterio. Hola, yo, Misterio. Vos, Misterio. Existencia, Misterio. Respirar Misterio, comer Misterio, cagar Misterio. Hacer de cada instante un encuentro con la Gran danza del Misterio.
En Piscis nace la com-pasión, la capacidad de padecer con otrx. Nace, también, la empatía.
Simplemente te reconozco en eso que estás siendo. Con tus reacciones, con tus resistencias, con tus miedos, con tus inseguridades, con tus deseos, con tus heridas, con tus alegrías. Simplemente te reconozco así, enterx.
Y me reconozco a mí mismx también. En cada uno de tus aspectos, me veo. Siento con vos. Me conmueve en lo profundo del pecho. Somos la misma humanidad, viendo de qué se trata esto de existir, esto de ser humanxs. Diferentes,es cierto, pero compartiendo el viaje, la pregunta, el misterio.
Empatía como capacidad de recibir y de resonar con eso que le otrx es, como posibilidad de sentir juntxs el pulso de lo que está siendo.
Empatía, también, como espacio donde todo esto puede ser experimentado sin juicio. Con profunda inocencia y amorosidad. Con profundo respeto hacia toda nuestra humanidad desnuda. Con total consciencia de que todo el tiempo no hacemos más que estar aprendiendo. Que siempre estamos sin respuestas, que nadie sabe nada. Que somos apenas estas respuestas provisorias, creándonos y deshaciéndonos en cada encuentro.