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Anoche me desvelé pensando en activar unos terrenos que heredé en la costa. Poner una casa container, y hacer una huerta. Empezar a hacer una transición hacia la autosusentabilidad.

Hoy me desperté y, con más fuerzas que nunca, hice mi práctica.
Anclarme en mí y en el espíritu, para navegar las tormentas que ya se respiran en el aire.

Ahora, el tercer paso, es escribir.
Escribir como un llamado.
Sé que somos muchxs que estamos con miedo ante lo que se avecina.
Parecen tiempos medio apocalípticos. Como cuando se confirma que volvió Voldemort. Y Dumbledore muere.

¿Qué queda, entonces?

Quedan Ron, Hermione y Harry. Queda Ginny, los Weasley, la orden del fénix.
Para quienes no leyeron o vieron Harry Potter: lo que queda es la amistad y la familia.

El llamado es a recordar que acá estamos.
Que el poder del amor solidario, que nuestra pulsión humana hacia el encuentro
puede más todavía que el poder del resentimiento y del cansancio.

El otro día en un cumpleaños habían 3 votantes de Milei.
Nadie decía “lo voto por tal o cual propuesta”.
Los 3 decían: yo voto a Milei, y que se vaya todo a la mierda. Estoy harto.

Y sí, coincido con el hartazgo, con las ganas de que se vaya todo a la mierda.
Pero siempre y cuando haya un horizonte después de esa mierda.
¿Qué plantas van a crecer de esa mierda?
¿Qué vamos a sembrar en el compost donde se consume todo eso que ya está podrido?

Sin ese horizonte, solo nos estamos llevando, otra vez, al sufrimiento.

Yo quiero apostar a ese horizonte.
Un horizonte humano, amable, solidario.
Un horizonte donde reencontremos los tejidos de lo comunitario.
Donde sepamos co-guiarnos en el misterioso transitar sobre la tierra.
En lazos apoyados en el amor hacia lo diferente.
En la voluntad de escucha e integración.

Para mí ya se fue todo a la mierda. Hace rato.
Ahora el desafío es ver qué vamos a sembrar.
Cada quien desde su lugar. Desde su posibilidad.
Desde cada conversación y cada gesto compartido.
En el bondi, en casa, en el trabajo.
En cada territorio que día a día habitamos.
Y mientras tanto, no quedarnos calladxs.
Militar, también, eso en lo que hoy creemos.
Como forma de vida.
Como semilla.
Como potencia de amor.

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